enero 10, 2025
La rehabilitación está de moda: un diálogo a través de dos proyectos andaluces
Las ciudades cuentan historia, transmiten tradiciones, perpetúan la identidad y la memoria de los pueblos. Todas razones importantes por las que la conciencia sobre el urbanismo y la conservación del patrimonio están cada vez más presentes en la sociedad. Sin embargo, este fenómeno está siendo desigual según las regiones, y aún queda mucho camino por recorrer.
En España, donde se cuenta con un gran legado y ciudades en expansión, se ha instaurado una protección muy exigente sobre edificios históricos o clásicos. Pero los expertos coinciden en que una buena estrategia de rehabilitación va más allá, para hacer convivir la modernidad con la recuperación de edificios y espacios.
Dos de las principales actuaciones de Andalucía en materia de rehabilitación -La Casona de Málaga, sede del Ayuntamiento, y el edificio Palomar de la factoría Cruzcampo en Sevilla- son un buen ejemplo de las tendencias actuales y mejores prácticas.
Daniel Corredor es uno de los arquitectos de Ayesa involucrados en estos proyectos. “España es uno de los países de Europa con más parque de patrimonio histórico. Pero hay que diferenciar entre unos edificios históricos y otros, donde la media de edad es de 45 años, la más alta de Europa. Son muy ineficientes y consumen mucha electricidad. Antes de 2030, tienen que tener etiqueta D y hay que hacer mucha rehabilitación”.
Miguel Rabán, del equipo de Arquitectura, añade que “está habiendo una evolución en la concepción de cómo intervenir en un edificio o devolverle valor. Por ejemplo, en los años 60 en Sevilla se hicieron demoliciones, como la del edificio del Marqués de Palomares en plaza del Duque, que hoy 50 años después no se podrían hacer. Ha habido una evolución en la conciencia social, no sólo de los técnicos”.
Rosa García Muelas, responsable del proyecto de Cruzcampo, afirma: “Sí, hay entornos en Sevilla, como el de la Avenida de la Palmera, que merecen una reflexión en cuanto a cómo están evolucionando. Estamos abordando una doble problemática, la de la rehabilitación de edificios para que alcancen los estándares energéticos actuales y la conservación del patrimonio edificado y su entorno.”
“Está habiendo una evolución en la concepción de cómo intervenir un edificio o devolverle valor”
Corredor: “Hay otros países con más conciencia de patrimonio neomoderno o contemporáneo (siglo XX); en España esto está más olvidado”.
Rabán: “También ocurre con el patrimonio industrial. Y ya no se trata sólo de la recuperación del edificio, sino de cómo el patrimonio moderno te ofrece cosas que los edificios del siglo XVII no. Un ejemplo es que son grandes contenedores donde no sólo se busca revalorizar ese edificio sino condensar otros usos. Es verdad que, a partir de Matadero Madrid, en España se empezaron a trabajar esos espacios, que eran tapones en la ciudad por su tamaño. Pero comparado con Reino Unido, países nórdicos o Alemania estamos a años luz”.
Rabán: “Se han ensalzado muchos edificios de estilo clásico y nadie se pregunta si todos son magníficos. Y la realidad es que se dan situaciones de elementos concretos, como una barandilla, que se sacralizan y a veces no tienen valor porque no es la original. En algunos casos se han sobreprotegido”.
“Los edificios deben tener un uso, ya que al ponerlo en funcionamiento aseguramos que sea objeto de procesos de mantenimiento”
Rosa: “Obviamente hay que analizar lo que debe ser protegido o no y su grado de protección. Los edificios deben tener un uso ya que al ponerlo en funcionamiento aseguramos que sea objeto de procesos de mantenimiento, lo cual es primordial para su conservación. Pero nos enfrentamos al conflicto que supone la rentabilidad de la inversión frente a las actuaciones de intervención y los elementos a conservar. Por lo que el análisis previo de los elementos objeto de protección en cada edificio se torna fundamental”.
Rabán: “Por otro lado, no son iguales las técnicas de rehabilitación de edificios más históricos o recientes. En el patrimonio histórico se están planteando intervenciones que son bastante interesantes porque no se centran en restituir exactamente lo que había o devolver el edificio a su foto original de hace 30 o 40 años. Van cambiando los usos, se incorporan materiales y acabados modernos en intervenciones de nueva planta e incluso se utilizan mamparas de vidrio u hormigón. Además, se están recuperando materiales nobles que no están tan mecanizados, o incluso a veces se reinterpretan. En Málaga, por ejemplo, se están planteando materiales de pino, piedra sierra elvira, latón… Es la oportunidad para recuperar materiales pasados. Esa conciencia viene de países centroeuropeos e Italia. Esas intervenciones son las que están en boga en la arquitectura y me parecen enfoques interesantes”.
García: “A la hora de intervenir en el patrimonio edificado hay que definir qué huella queremos dejar en el mismo, si la intervención va a poder ser identificada o si va a recuperar los elementos preexistentes mimetizando técnicas y materiales, hay mucha bibliografía al respecto. En cualquier caso, se requiere un análisis de los métodos constructivos y materiales tradicionales. Una problemática que nos hemos encontrado es la especialización de los oficios en obra y la falta de conocimiento en la ejecución de unidades de obra con materiales tradicionales como el mortero de cal, por ejemplo. La construcción hoy en día está muy especializada y se requieren oficios artesanales.
“La idea es recuperar aspectos importantes de la idea original de su proyecto, como los espacios principales, pero con un lenguaje contemporáneo”
Rabán: “Te puedes encontrar que han sido viviendas, polvorines, donde han pasado muchas circunstancias, se han tirado cosas, se han puesto muros nuevos. El edificio arrastra cicatrices y en esa situación el tablero de juego es inmensamente más complejo. Ahí lo importante es ver lo que de verdad tiene valor. Y lo que se quiere resaltar”.
Corredor: “Partiendo de la base de que cualquier proyecto histórico es muy heterogéneo, la idea es recuperar aspectos importantes de la idea original de su proyecto, qué espacios son más importantes, pero con un lenguaje contemporáneo. Y que el discurso del proyecto ate bien todo el histórico”.
Rabán: “Lo importante en Palomar, hoy Torre Cruzcampo, era proteger la cubierta, la forma del edificio, que tiene mucha altura, con mucha visibilidad. Tenía forjados, zonas en las que no se podía andar, pilares intermedios. Como se buscaban espacios multifuncionales, metimos un muro cortina de vidrio, porque no tenía ventanas pues era un silo de fermentación. Pero lo bonito es que quedaron registros de esa viga cortada, hay muchas zonas donde ves la huella o lo que tú has hecho sobre el edificio”.
García: “Como había que demoler tanto los forjados interiores como la alineación central de pilares se planteó desde proyecto una demolición de arriba abajo. Para ello se ejecutaron tirantes de sujeción fijados con placas de anclaje a los pilares de ambas fachadas para poder demoler el forjado superior. A partir de aquí se ejecutaba un forjado y se demolía el inmediatamente inferior. Los cortes de forjado, las placas de anclaje de los tirantes, la nueva estructura metálica “atada” a la existente de hormigón son elementos que se pueden ver en el edificio una vez terminado, de manera que el propio edificio cuenta la historia de su intervención. Todo esto se traduce en un trabajo de encaje de una alta exigencia, para ir adaptando el proyecto a las particularidades y eventualidades que han ido surgiendo conforme el edificio se iba mostrando en su esencia. Así, las estructuras nuevas se han ido cosiendo a las existentes con detalles constructivos que se tenían que ir adaptando día a día a la realidad encontrada, la aparición de los diferentes materiales que conformaban los paramentos originales ha exigido un proceso continuo de adaptación de las prescripciones de revestimientos y acabados o la adecuación de las instalaciones para su integración con las redes existentes al nivel de tecnificación requerido”.
Rabán: “En el caso de la Casona de Málaga, lo más interesante del proyecto es que también es un Bien de Interés Cultural (BIC). Lo que pide el ayuntamiento es un cambio de uso para hacerlo más ciudadano. Antes los ayuntamientos tenían una connotación menos privada. Y el proyecto implica eso, nuevos espacios para eventos, exposiciones, prensa, celebraciones. Y, además, se habían hecho muchas actuaciones pasadas. El proyecto ha limpiado eso, recuperando la cubierta y añadiendo un componente de sostenibilidad con la protección del patio. Y se ha planteado una cubierta de vidrio fotovoltaico que protege como montera y genera energía”.
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