«Este contrato es importante para seguir apoyando a nuestro cliente en todos sus proyectos estratégicos en sus diferentes plantas en la Península Ibérica».
Gerard Ricart
Responsable de proyecto
Repsol está transformando sus instalaciones en hubs multienergéticos, capaces de tratar todo tipo de residuos y fabricar combustibles renovables y materiales de baja, nula e incluso negativa huella de carbono.
La compañía está apostando por dotar sus complejos de nuevas tecnologías y soluciones digitales que permitan descarbonizar sus procesos a través de la mejora de la eficiencia energética, electrificación e impulso de la economía circular.
La transformación de su actividad industrial supone una oportunidad para desarrollar el sector, generar actividad económica, empleo de calidad, potenciar la digitalización de las pymes y favorecer la diversificación del mix energético del país.
Una de las actuaciones más destacadas en este sentido es la ampliación del Complejo Industrial de Sines, en Portugal. Este proyecto, que se inició en 2021 y se denomina ALBA, incluye la construcción de dos nuevas plantas, una de polietileno lineal y otra de polipropileno, con una capacidad conjunta de producción de 600.000 toneladas anuales. Con esta ampliación, se sumarán 38 hectáreas a las 143 de la parcela actual.
Cuando ambas instalaciones estén operativas, el complejo industrial de Sines se convertirá en uno de los más avanzados de Europa por su flexibilidad, elevado grado de integración y competitividad.
El desembolso en esta iniciativa asciende a 657 millones de euros, la mayor inversión industrial en Portugal en los últimos diez años.
Ayesa ha ejecutado la ingeniería de detalle y la gestión de compras del proyecto, incluyendo los diseños de proceso, equipos mecánicos, tuberías, civiles, eléctricos y de instrumentación de todo el bloque OSBL.
Las nuevas instalaciones abarcan sistemas de carga y descarga de cisternas, almacenamiento con un nuevo tanque y una esfera, líneas de interconexión entre las nuevas unidades y las instalaciones existentes, la modernización de instalaciones, nuevos sistemas de seguridad y control e instalaciones generales de urbanización y drenajes.
Durante la fase de construcción de este centro se prevé la generación de una media de 550 empleos directos e indirectos, con un máximo de más de 1.000 personas. Una vez en marcha, el aumento neto de personal será de unos 75 puestos directos y unos 300 indirectos.
Las nuevas unidades utilizarán en el proceso tecnologías líderes en el mercado y las primeras de su tipo en la Península Ibérica.
Los productos obtenidos en las nuevas plantas serán 100% reciclables y podrán destinarse a aplicaciones altamente especializadas, alineadas con la transición energética como la industria farmacéutica, de automoción o alimentaria.
Estos productos petroquímicos, muy presentes en el día a día de cualquier persona, tienen un papel protagonista en un escenario de menor intensidad de carbono. Además, mejoran la eficiencia energética gracias a sus propiedades, ya que permiten reducir el peso de los materiales, por lo que, por ejemplo, contribuyen a un menor consumo de energía en la movilidad y permiten un mejor aislamiento de hogares y edificios.
Una de los grandes atractivos de esta iniciativa es que contempla nuevas instalaciones logísticas que podrían incorporar el ferrocarril. Esta posibilidad permitirá optimizar la conexión con el mercado europeo y reducir la huella de carbono asociada al transporte de los productos.
120000horas
de ingeniería
1000toneladas
de tubería
250km
de cable de instrumentación
90km
de cable eléctrico
120m
de altura de antorcha