Innovación de los procesos educativos
La educación tiene una importancia vital para la comunidad y los individuos. Al mismo tiempo que nos ayuda a crecer como personas, nos prepara para desarrollar empleos y vivir en sociedad, de manera que actúa como impulsora de la economía. En Ayesa, hemos acompañado al sistema educativo en las distintas revoluciones digitales que se han visto aceleradas, tanto en España como en otros países. La primera tuvo lugar en los años 80, centrada en la necesidad de los gobiernos, de incorporar los ordenadores en los centros educativos. La segunda revolución llegó a finales de los noventa, impuesta por el cambio del paradigma tecnológico y la llegada de internet. Entonces, las administraciones se esforzaron por interconectar todos los centros educativos, desarrollando las infraestructuras y sistemas necesarios para la gestión educativa y comunicación con las familias, lo que las llevó a ser protagonistas. Proyectos como SÉNECA (desarrollado por Ayesa para la Junta de Andalucía), por primera vez, permiten contar con un expediente académico unificado y accesible por toda la comunidad educativa. Este proyecto se convirtió en un estándar en lo que respecta al expediente digital, tanto para las comunidades autónomas como para los gobiernos.
Actualmente, estamos cursando la tercera revolución educacional. Esta vez, no se trata de una incorporación masiva de infraestructuras tecnológicas, ni de una transformación de los procesos. La revolución educacional hoy en día está orientada a modificar las bases educativas. Desde Ayesa estamos involucrados en proveer servicios que garanticen el desarrollo de estas nuevas metodologías, siendo las más populares el Aprendizaje Colaborativo, el Aprendizaje por Proyectos y el Trabajo por Competencias, mientras que la Gamificación, el Flipped Classroom y el design thinking funcionan como bases transversales. Todas estas herramientas potencian el interés, la creatividad, el análisis de alternativas y, por encima de todo, el aprendizaje personalizado, frente a la “educación industrial monolítica” que hemos conocido hasta ahora.